Los indígenas actuales conciben el cosmos como un ente poblado por una sola sociedad en donde se integran y relacionan una serie de comunidades humanas, animales, vegetales, espirituales, bajo un mismo código de reglas de conducta. Hombres, animales, plantas, ríos, astros, conforman de este modo una única y gran sociedad cósmica y se hallan unidos por vínculos de mutua pertenencia y dependencia: así como la gente depende de la comida animal para su subsistencia, los animales necesitan de los bailes de la gente para su reproducción.
La cosmovisión se ocupa de la definición de los seres que pueblan los mundos (la gente, los animales, las plantas, los ríos, los astros, las deidades, los muertos, etc.), de sus propiedades y de la manera de relacionarse entre ellos. Incluye asimismo la definición de los artefactos y las actividades culturales (la casa, los utensilios de la vida cotidiana, los objetos rituales, la agricultura, etc.) y nociones sobre el espacio y el tiempo, la vida y la muerte, etc. Toda cosmovisión contiene sistemas de clasificación que le dan un orden a la gente y al entorno. Ninguna sociedad puede existir entre el caos y el desorden. Las formas y principios de clasificación varían en las diferentes cosmovisiones, pero tienen en común que todas son resultado de procesos de conocimiento y razonamiento complejos.

La cosmología es un producto histórico en permanente transformación. Estas transformaciones buscan interpretar y recontextualizar sucesos históricos, innovaciones culturales y cambios ambientales, entre otros, para apropiarlos y hacerlos comprensibles y manejables para la gente. La historia del contacto con la sociedad blanca, las relaciones con nuevos ocupantes del entorno, los objetos y prácticas extranjeros adoptados, procedentes de un mundo extraño, ajeno, peligroso y muchas veces hostil, son convertidos en “productos” conocidos, seguros y familiares a través de su incorporación a la cosmología. Las estructuras básicas permanecen pero sus contenidos se actualizan.
El cosmos como espacio
Según nuestra noción se presenta como algo infinito o cuando no como un oscuro concepto de dimensiones inabarcables para la mente humana. Esa imprecisión espacial que extraemos de nuestro universo nos imposibilita entenderlo, contenerlo mentalmente y, derivado de esto, situar nuestra presencia y relaciones dentro de él. Al ser algo amorfo no es comprensible por nuestro entendimiento y, por lo tanto, resulta inexistente en nuestra mentalidad colectiva. En una tentativa de sistematizar ese caos astral, la ciencia moderna nos ofrece difusas claves galácticas. Se ha decidido ordenar en lo posible un universo infinito o quizá en extensión hacia unos márgenes difuminados, opacos a la percepción humana, momento en el que los alcance comenzará una retracción hacia su centro.
Símbolos cosmológicos
Recipientes como el budare, los canastos, el banquito y el poporo, y artefactos tecnológicos como el telar y el huso, son algunas de las metáforas-objeto empleadas en el mundo indígena actual y tal vez también en el pasado para “encarnar” de manera condensada la totalidad o parte de la estructura y funcionamiento del cosmos. Estas metáforas sirven para que las personas interioricen y recuerden los marcos cosmológicos, y sigan las formas de vida y pensamiento ideales, o tradicionales, establecidas en ellos. Actúan así como soportes materiales de la memoria cosmológica, como “artefactos mnemotécnicos” con un papel fundamental en la transmisión de la herencia cultural del grupo y en la continuidad de la sociedad.
Pero “los objetos cosmológicos” no son sólo artefactos de memoria; son también con frecuencia instrumentos sagrados con poderes para modificar el mundo. Muchos de los artefactos de orfebrería fueron símbolos cosmológicos de primer orden entre las sociedades prehispánicas; por su brillo, colores, olores y perdurabilidad, metales como el oro, el cobre, la plata y el platino fueron medios privilegiados para la elaboración de objetos cargados de significados relacionados con la visión del mundo a los cuales se les atribuyeron poderes especiales.
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